jueves, 15 de diciembre de 2011

Hechos para la Gloria de Dios

Al volver nuestra mirada al pasado, encontramos al Dios maravilloso quien preparó todo el universo para ponerlo a los pies de aquel que sería el objeto de su amor, el hombre. Por quien estaba dispuesto a dar literalmente “lo mejor de sí”, es decir, a Jesucristo Juan 3:16.

El texto bíblico nos habla que Dios tomó un puñado de tierra, modeló un cuerpo, y sopló de su aliento sobre el hombre, dándole vida, sentimientos e inteligencia Gn. 2:7. El creador plantó un huerto, llamado Edén, donde puso a Adán, a quien hizo según su imagen y semejanza Génesis 1:27 y le puso por señor de todo.

Nuestro padre Adán, tuvo una mente limpia para conocer a Dios, y un espíritu inmortal para adorarle. También, un cuerpo fuerte para servir al Señor, para conducir y conquistar todo lo creado, por ejemplo, poner nombre a todos los animales Génesis 2:20. El hombre, fue hecho con el propósito de conocer y disfrutar de todo el amor de Dios. Adán estaba viviendo en la perfecta imagen para lo que fue creado.

El hombre fue creado para glorificar a Dios, y disfrutar de todo su amor. Sin duda el hombre nuevo estaba dotado de gran inteligencia y potencial físico. La ingenuidad y el desconocimiento absoluto de la maldad lo situaban en un estado de santificación, que le permitía tener una comunión muy especial con su Creador. La relación entre Jehová y Adán, estaba basada en la obediencia de Adán y la gracia de Dios. Mientras Adán, dispusiera resueltamente en su corazón escuchar y obedecer la voz divina, y poner en el primer lugar de su vida al Señor, todo le sería favorable y podría disfrutar de la armonía y seguridad del paraíso. Este principio de obediencia y señorío, se mantiene vigente para el cristiano de hoy.

Cuando Eva hace su entrada triunfal, en la vida de Adán, ella trae consigo la misma gloriosa imagen de Dios, y por consecuencia resulta ser la ayuda idónea del varón. Eva, tuvo perfecta armonía con el creador y su entorno. Las Escrituras, narran este tierno episodio con las siguientes palabras: “Después dijo Jehová: “no es bueno que el hombre esté solo: haré ayuda idónea para él” Entonces Jehová hizo caer un sueño profundo sobre Adán y, mientras este dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar. De la costilla que Jehová tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Será llamada “mujer”, porque del hombre fue tomada”. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne”. Gn. 18, 20-24.

Resulta muy interesante notar, que Eva no fue tomada de un hueso de la cabeza de Adán. Esto podría haber significado que Dios estaba poniendo a la mujer como cabeza del hombre, y guía intelectual de Adán. Tampoco Dios toma un hueso del pie del varón, lo que podría tener una connotación peyorativa, o de extrema superioridad del hombre sobre la mujer. Sin embargo, Eva fue creada de una costilla de Adán, Un punto central, de equilibrio e igualdad entre ambos sexos. Aunque Dios puso al hombre como sacerdote del hogar, y primer responsable por la seguridad y bienestar familiar, ambos son iguales ante Dios en lo que respecta a la salvación. “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón (esposo) es la cabeza de la mujer (de su esposa), y Dios (el Padre) la cabeza de Cristo. 1 Co. 11:3 (traducción del autor).

La sujeción de la esposa, debe ser producto del amor y respeto hacia Dios y su marido. En tanto que la autoridad del hombre, debe ser ejercida con respeto, y temor de Dios. Muchas veces cuando las mujeres asumen el mando en el hogar, es porque el hombre no cumple con sus responsabilidades. Las mujeres disfrutan cuando el esposo cumple diligentemente con sus compromisos económicos y con las actividades propias de la crianza de los hijos, y les brinda todo el amor que ellas necesitan.

El primer hombre pudo desarrollar toda su genialidad, en su reino terrenal. Mientras la familia cumplió cada una de sus responsabilidades individuales, y se sometió a Dios, todo funcionó bien. Aún ahora, sigue plenamente vigente esta fórmula de sana y exitosa convivencia.

Adán, tenía una autoimagen muy clara, y no necesitó vagar durante largos años para encontrarse consigo mismo. Él sabía claramente sus debilidades y fortalezas, y era muy feliz con eso. Lamentablemente hoy por el pecado reinante, existen millones de personas con un auto imagen caída y deprimente, incapaces de enfrentar cabalmente la vida cotidiana. Por el contrario, muchos otros poseen un concepto orgulloso y hedonista de sí mismos, convirtiéndose en sus propios dioses.

Es urgente recuperar, un adecuado concepto de autoimagen, en los hombres de la iglesia actual. Debido a una mala concepción de la imagen humana, se originan cientos de problemas interpersonales en la vida de la congregación. Muchas personas que buscan consejería, arrastran un débil concepto de sí mismos, ya sea por traumas infantiles, o crisis durante su adolescencia. El trabajo de restauración personal, parte de la sanidad del alma y el equilibrio tanto emocional como espiritual. Esta restauración se consigue confrontando la propia imagen del creyente afectado, con los principios de la imagen provista por Dios en su Palabra.

Dios, llama al hombre de diferentes formas de acuerdo al pacto vigente. Por ejemplo leemos en Éxodo 19:5,6: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas serán las palabras que dirás a los hijos de Israel” (R.V. 1960).

¡Vaya!, Que concepto tan elevado tiene Dios de sus hijos. Sabemos, que para Dios, un alma vale más que todos los tesoros del mundo “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Mr. 8:36-37.

Creo que Dios se goza al tratar con verdaderos creyentes. Especialmente con los que están dispuestos que el Señor desarrolle en ellos toda la obra de redención, santificación y glorificación. Hombres que naveguen sobre el río del poder del Espíritu Santo, entregando cada día su ser integral a la voluntad perfecta de Dios.

Dios, está muy interesado en nosotros, la Biblia lo pone de manifiesto en reiteradas ocasiones. He escuchado a algunos decir equivocadamente: “No me atrevo a molestar a Dios con mis pequeños problemas, seguro que él ya está muy ocupado con otros más urgentes”. Normalmente los que dicen esto, terminan teniendo tantos problemas, de los cuales no pueden salir, debido a su pobre y erróneo concepto de Dios “Claman los justos, y Jehová los oye y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará Jehová” Sal. 34:17-19. Dios habla al profeta Jeremías, diciendo: “Clama a mí, y yo te responderé, y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” Jer. 33:3.

El apóstol Juan, registra las palabras del Maestro, diciendo: “Ustedes son mis amigos, si hacen lo que les mando. Ya no les llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; pero les llamo amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las di a conocer” Jn. 15:14-15 (traducción del autor).

Establecer una amistad estrecha con Dios, a través de la oración íntima y el temor reverente Sal. 25:14, logra forjar en nosotros la verdadera imagen del Señor. Nunca antes me sentí tan bien como ministro del Señor, hasta que comprendí cuanto me amaba Dios, y la tremenda importancia que él nos concede en su Palabra. Hoy puedo hablar con autoridad, y sé que él me respalda. “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu...” 2° Co. 3:6. “Si esto enseñas a los hermanos, serás un buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido” 1° Ti. 4:6.

Nuestro Señor, tiene millones de hijos en todo el mundo, estos componen la Iglesia actual. Muchos de estos hijos son también siervos de Dios. Ser siervo de Dios no es fácil, requiere una vida de renunciación, obediencia y servicio. Morir cada día al pecado, y buscar la dirección específica del Espíritu Santo, es una condición fundamental para ser un buen siervo. Además, el siervo debe ser humilde y no esperar aplausos por sus servicios, su deleite es servir al Dios vivo. “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios” Ro. 1:1 (RVR. 1960)

Sin embargo, llegar a ser amigo de Dios, requiere de una comunión y compañerismo mayor. Ser amigo de Dios, es llegar a parecerse a Dios en carácter, santidad y justicia. Dios levantó a muchos profetas en la época bíblica. También ungió reyes y sacerdotes, pero sólo a Abraham llama su amigo: “Y se cumplió la Escritura que dice: “Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia”, y fue llamado amigo de Dios” Stg. 2:23. Las palabras de Jesucristo a sus discípulos, nos revelan el propósito divino de establecer una relación de amistad con sus hijos: “Ya no les llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; pero les llamaré amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre se las doy a conocer Jn. 15:15 (traducción del autor).

El Señor de nuestras vidas, nos invita a ser sus hijos, y compartir de su amor. Además, quiere ocuparnos en el servicio del Reino de los Cielos, anunciando el Santo Evangelio. Sin embargo, Dios desea también que avancemos un peldaño más, y lleguemos a ser sus amigos personales “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen” Salmo 25:14

Dios, siempre quiere bendecirnos, y que tomemos de su infinito potencial, para llevar su gloria por todo el mundo. Isaías, prorrumpe en voz profética, frente a su nación abatida, un cántico de esperanza y victoria para los que confían en Jehová:

Así dijo Jehová: “En tiempo favorable te oí, en el día de salvación te ayudé. Te guardaré y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que poseas asoladas heredades; para que digas a los presos: “¡Salgan! Y a los que están en tinieblas: “¡Muéstrense!”.

En los caminos serán apacentados y en todas las alturas tendrán sus pastos. No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque en que tiene de ellos misericordia los guiará y los conducirá a manantiales de aguas. Convertiré en camino todos mis montes y mis calzadas serán niveladas.”

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti!

He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros. Tus edificadores vendrán aprisa; tus destructores y asoladores se marcharán.

Alza tus ojos alrededor, y mira: todos estos se han reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura de honra, serás vestida; Y de ellos serás adornada como novia” Is. 49:8-11,15-18.

Cuenta la historia, que un joven escultor europeo, tomó un trozo de mármol blanco, y comenzó a esculpir un cuerpo. La falta de experiencia del artista, provocó que la piedra fuera más bien maltratada, que modelada. La expresión de desánimo y frustración, llenó el rostro del escultor. Pronto y sin pensarlo más, tomó la obra inconclusa, y la arrojó al patio de taller.

Al transcurrir el tiempo, el artesano se fue perfeccionando, y un día invitó a un muy distinguido maestro, a conocer las últimas creaciones de su galería. Tras un largo paseo por las distintas esculturas, el maestro instruyó a su hábil alumno, con algunos consejos pertinentes. De pronto en su breve caminata por el patio de aquel lugar, con el fin de continuar su plática, el maestro tropieza con un bulto semi oculto entre la hierba.

Para sorpresa del anfitrión, dicha antigua pieza de mármol, interesó mucho al maestro, por la calidad del material. Tanto fue el interés mostrado por el experto escultor, que su discípulo no demoró en regalarle la piedra. Esta piedra blanca, fue cuidadosamente limpiada y pulida. Las horas de trabajo experto fueron dibujando una estupenda figura humana. El maestro puso todo su corazón y su arte, en la creación de su nueva obra. Con el tiempo, se supo la historia de cómo, este feo bloque de piedra, se transformó en la famosa escultura de “David”, esculpida nada menos que por “Miguel Ángel”.

Es maravilloso pensar, que millones de personas, destruidas por las enfermedades, los vicios y la depresión, pueden ser restauradas por el Señor. Dios, es el Maestro experto, que hace nuevos los corazones destrozados, que puede volver la esperanza y la sonrisa a un alma triste. Jesucristo nuestro Salvador, y Sanador, está dispuesto a tomar a cada persona, y llevarla por la senda de la vida abundante, de la vida eterna. La imagen caída de la raza humana, puede ser levantada, y elevada a su máxima expresión, por el poder de aquel que un día, nos hizo a su imagen y semejanza. Recuerde siempre que fuimos hechos para la gloria de Dios.

Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo... ” Ro. 8: 28-29.

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